Informe de WPM Génova
Génova, marzo 17, 2023
Coordinadora en Italia: Anna Lombardo.
La mayor parte de mi actividad poética gira en torno a la concienciación sobre el poder de la palabra poética. Por ello, organizo lecturas de temática social (guerras, violencia contra las mujeres, inmigración, escuela, etc.) siempre que es posible y secciones creativas en las que intento implicar a músicos y pintores. Paralelamente, sigo organizando el Festival Internacional de Poesía «Palabra en el Mundo», siguiendo el llamamiento que desde el Festival de Avana se lanza cada año contra el «bloquero» y por la Paz.
Durante la pandemia, la mayoría de estas actividades tuvieron que interrumpirse. Sin embargo, continué reuniéndome (vía zoom) con otros poetas y organicé las dos conferencias contraculturales que deseaba el poeta americano Jack Hirshman antes de morir. La primera conferencia, «Visión revolucionaria: Hacia la ofensiva cultural», se celebró en octubre de 2021 vía zoom
(https://www.youtube.com/watch?v=gpCRF67H2Ac&t=158s) mientras que la segunda, «Hacia un coro de personas», fue en noviembre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=yHiu5Ld1NVE&list=PLt2Ym6El1OyrrRTEw-RsNFcOnCwFqT_WP&index=4) . En estos momentos, estamos trabajando en la tercera.
También dedico mis esfuerzos a traducir al italiano a otros poetas, intentando que sean más visibles para los lectores italianos, porque creo que, como poetas que conocemos otras lenguas, debemos apoyar a nuestros semejantes. Durante estos dos últimos meses, he traducido los poemas de una voz poderosa de un poeta chicano-americano, Matt Sedillo, y me alegro de que su libro vea su versión italiana a finales de abril de este año. Otra poeta en la que estoy trabajando actualmente es la iraní Maryam Ala Amjadi. Creo que la poesía, a pesar de ser un acto individual, es un acto marcadamente colectivo capaz aún de producir conocimiento, agregación, de hacer que la gente discuta sobre los lazos y roles que nos limitan y encadenan a posiciones que nadie ha elegido para sí y que, bien miradas, penalizan a todos. Funciones que no sirven a la mayoría de la población mundial; sirven a unos pocos que, consciente o inconscientemente, están destruyendo nuestra humanidad. Por eso mi actividad incluye también el trabajo con las traducciones.
Desde enero, me dedico a la organización de la XVII edición del Festival Internacional de Poesía «Palabra en el Mundo», que se celebra a finales de mayo. Su tema principal (también este año) vuelve a ser la Paz, por lo que todos los poetas y músicos que participan son artistas contra la guerra, las injusticias, las desigualdades, etc. También requiere mucho trabajo porque Venecia no es un terreno fácil: la ciudad está llena de eventos internacionales que sólo tienen en cuenta el aspecto lucrativo, que no es nuestro objetivo principal. Y por eso la institución local no proporciona ninguna ayuda para el festival pero, a pesar de estas dificultades, con algunos amigos, seguí adelante y lo haremos también este año. Otro acto que estoy organizando es una lectura el 1 de mayo en Milán, a favor de los trabajadores que perdieron y están perdiendo su empleo.
Para mí, la escritura poética es un viaje activo de escucha y lectura de uno mismo y del mundo, que nos vuelve a poner en juego, nos empuja a buscar nuestra voz y nos interroga sobre nuestras posiciones y nuestros límites. Y en esto veo su fuerza revolucionaria. Creo firmemente en la responsabilidad de escribir: No puedo escribir y quedarme mirando por la ventana. No me interesa ese tipo de poesía ni de poetas. Algunos dicen, y todavía hay muchos, que la poesía y los poetas no deben tomar partido y que la poesía está por encima de todo. Pero, ¿por encima de qué?
Como toda expresión artística que se define como tal, la poesía tiene un pacto de compromiso y responsabilidad consigo misma y con el mundo, un pacto que no se puede traicionar.
La poesía es necesaria, y un derecho de todos, como el pan y el agua que cada vez nos quitan más. Nos ofrece un terreno de resonancias comunes aunque esté atravesado por las diferencias, y tal vez ésta sea también su riqueza. La poesía sabe tejer hilos y redes y se abre cada vez más a la comprensión, a la tolerancia, a la convivencia civil, al respeto de las diferencias. La poesía tiene y puede recuperar un espacio de participación activa en esta sociedad orientada sobre todo a recoger lo inmediatamente utilizable.