Jeannette Armstrong nació en la reserva indígena Penticton, en el Valle Okanagan de la Columbia Británica, Canadá, en 1948. Pertenece a la Nación Okanagan. Es poeta, novelista, cuentista, ensayista, artista, educadora, escritora para niños y activista política. Algunas obras: Huellas de aliento, 1991 y «Tiempo embaucador» en Voces: Ser nativo en Canadá, 1992; (Poemas). Trazo, 1985; Susurrando en las sombras, 2000 (Novelas); y un libro de cuentos, «Esta es una historia»; en Todas mis relaciones: antología de mitos nativos canadienses contemporáneos, 1990.
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LECCIÓN DE HISTORIA
Desde el vientre de la nave de Cristóbal
una muchedumbre estalla,
Corriendo en todas las direcciones
desuella pieles de animales,
Dispara al búfalo,
se disparan unos a otros
a diestra y siniestra.
Padre buenas intenciones
Agita su varita improvisada
Perdona indígenas de ojos absortos
Caballeros revestidos de rojo
galopan por la pradera
en busca de hombres
para construir un nuevo mundo
Pioneros y comerciantes
traen regalos
Viruela, Seagrams
y Rice Krispies
La civilización ha llegado a
la tierra prometida.
Entre el sonido crujiente y el pop
de chimeneas
y ríos multicolores
acrecentándose con detergente aroma floral
son agricultores sembrando cráneos y huesos
y mineros
halando desde agujeros enormes
caras de papel verde
de sonriente dama inglesa
Los gigantes
en los cuales confían
mientras entierran
bosques y campos vivos
bajo concreto y acero
están de pie, sacudiendo sus puños
esperando mutilar
civilizaciones enteras,
diez generaciones de un solo golpe.
En algún lugar entre los restos
de animales desollados
es la terminación
de un largo viaje
y la búsqueda impía
de poder
vislumbrado en un jardín
Para siempre cerrado
Para siempre perdido.
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MUJER INDÍGENA
Soy una indígena
una pagana
una salvaje
básicamente un mamífero
Soy una hembra
sólo en la capacidad
de reproducir
y alumbrar bebés
a ser cargados
pintorescamente
en un tablón
o perdidos
en el sistema estatal
No tengo sentimientos
Los sinuosos planos
de mi cuerpo marrón
no llevan indicio
de la necesidad
de ser acariciados
deseados
amados
Su único uso
ser violados
golpeados y apaleados
en una película mala
de vaqueros
No tengo belleza
Las arrugas
que cortan profundo
en mi rostro envejecido
no son de amargura
o desesperación
al ver mi clan destruido
uno por uno
aquí las tengo
para ser pintadas o fotografiadas
vendidas
y colgadas en paredes de abogados
No tengo emociones
La risa ronca
un roce de alas
detrás de los ojos
suave y buscando
que toca levemente a los demás
no es de cuidar,
sino por el devastado
golpe de alas negras
sacudiendo los barrotes
de una locura
que me dice
algo está mal aquí.
Alguien miente.
Soy una mujer indígena
Donde camino
la belleza me rodea
hierbas se inclinan y florecen
sobre valles y colinas
inmensos y multicolores
en la gloria estrellada
Soy la guardiana
de las generaciones
Acaricio al amante suavemente
canturreo mientras envuelvo al bebé
con tranquilidad
hablo a los ancianos
y cuidadosamente pongo a descansar
a los seres queridos
Soy la fuerza
de las naciones
Canto al susurro
de vientos de otoño
en la nieve
bailo
lentamente
llenando mi cuerpo
de polvo
sintiéndolo
conociéndolo
Soy dadora de vida
a tribus enteras
Cargo las semillas
cuidadosamente a través de peligrosos
páramos
dándoles vida,
dispersas
entre frío y altísimo
hormigón
viéndolas crecer
maltratadas y lisiadas
bajo todas las mentiras
les enseño las canciones
les ayudo a oír
les doy la verdad
Soy un legado sagrado
Soy una mujer indígena.