Desde los tiempos prehistóricos la poesía estremeció, liberó y transformó la conciencia, la sensibilidad y los sentimientos de la humanidad.

Cada poeta alberga una concepción diferente sobre la poesía, un pensamiento poético sobre la realidad, singular y en movimiento.

Mientras en diversas culturas hay un lugar para el escepticismo o el nihilismo, en otros territorios la poesía es una esperanza viva.

La poesía mítica de los pueblos primitivos expresa el entrelazamiento de los clanes con las energías de la Tierra, con los elementos.

La poesía vive en los cantos ceremoniales de los pueblos antiguos, con tradiciones que sobreviven a los tiempos adversos.

Los intereses cardinales de la poesía son los intereses de la vida misma, que preserva la memoria de las raíces primigenias de la especie humana, y alimenta la resistencia en el presente donde campea la opresión.

La poesía alienta una visión del porvenir, en el que la vida trascenderá sin vacilaciones una historia de guerras, matanzas, expoliación, de miseria material, cultural y espiritual de cientos de millones de humanos, víctimas del desasosiego y la desesperanza.